Dios y Señor de los Ángeles,
a quienes encomendáis la guarda de los hombres;
Os ofrezco los merecimientos
de estos Soberanos Espíritus
y los del Príncipe de los Ángeles,
que por sí y por medio de sus Ministros
guarda la Naturaleza humana,
para que me guardéis de todo pecado
y me concedáis una pureza angélica.
Gloriosísimo Príncipe de la Corte del Cielo,
Excelentísimo Arcángel San Miguel,
grande primer Ministro de Dios,
amigo de Jesucristo
y muy favorecido de su Santísima Madre,
defensor de la Iglesia y abogado de los hombres,
pues tanto favorecéis a vuestros devotos,
haced que yo los sepa amar y servir
y alcanzadme del Señor lo que deseo
y pido en esta oración,
a mayor honra y gloria suya
y provecho de mi alma.
Amén.
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